Hoy tenemos un nuevo caso real de asilo para compartir con ustedes.
Como decimos siempre, el asilo es difícil de ganar. Pero este caso parecía imposible directamente.
¿Por qué?
En todos sus años de carrera, esta jueza nunca había aprobado un solo caso de asilo de salvadoreños. Ninguno. Cero. Hasta que entramos nosotros a su corte.
Lo que ocurrió ese día puede cambiar la forma en que ves el sistema de inmigración. Y si estás pensando en pedir asilo, esta historia es crucial.
Un escenario adverso
Por razones de confidencialidad vamos a llamar a nuestro cliente Marcos.
Marcos llegó a nuestra oficina proveniente de El Salvador. Era perseguido por sus opiniones políticas y su vida corría peligro. Había sufrido hechos muy graves.
Su caso se asignó a la corte de Van Nuys, cerca de Los Ángeles, donde la tasa de aprobación para solicitantes de asilo salvadoreños es apenas del 5 %. Es decir, de cada 100 personas, 95 pierden su caso.
Pero había algo aún peor. La jueza que nos tocó tenía un récord impecable… en el sentido equivocado. En todos sus años de trabajo jamás había aprobado un solo asilo a un salvadoreño.
Nos enfrentábamos no solo a estadísticas desalentadoras, sino a una jueza que históricamente rechazaba todos los casos de personas como Marcos.
Y como si eso fuera poco, nuestro cliente no tenía pruebas físicas de lo que le había sucedido. Solo contaba con su testimonio. Y con el apoyo de nuestro equipo legal, con los abogados Gianfranco De Girolamo y Julieta Williamson a la cabeza.
Ganar solo con la verdad
¿Se puede ganar un caso de asilo con el propio testimonio como única prueba?
La ley de inmigración permite ganar un caso de asilo únicamente con el testimonio del solicitante, aunque no haya más pruebas que esa.
Pero en la práctica esto es muy difícil: los jueces suelen ser desconfiados (y con razón). Algunos solicitantes mienten, y eso afecta a quienes dicen la verdad. Por eso, convencer al juez solo con las propias palabras es un desafío enorme.
Así era el caso de Marcos: sin testigos, sin documentos, sin evidencia. Solo su verdad, su historia y una preparación meticulosa.
Pasamos horas afinando cada detalle: las preguntas, las pausas, el hilo de la narración. Todo debía sonar genuino y coherente, porque lo era.
El día de la audiencia
El día de la audiencia final (llamada “corte de mérito”) la tensión se sentía en el aire.
En la sala estaban la jueza, el fiscal, el intérprete y Marcos, que debía revivir ante extraños los momentos más dolorosos de su vida.
Contar una historia de persecución no es recordar: es revivir. Es volver a sentir el miedo, el dolor, la pérdida. Es enfrentarse al propio pasado cuando todo el cuerpo intenta olvidarlo. Y Marcos lo hizo con una valentía enorme.
Respondió cada pregunta con serenidad, sin adornos ni exageraciones. Solo la verdad. Mientras tanto, los abogados Gianfranco y Julieta conectaron la ley con la humanidad de su historia, demostrando que detrás de los expedientes hay vidas reales.
Y entonces ocurrió lo impensado. La jueza dijo: “asilo aprobado”.
Por primera vez en su carrera, esa magistrada concedió el asilo a un salvadoreño.
Fue un momento histórico, no solo para nuestro equipo, sino para todos los que creen en la justicia y la esperanza.
Las lecciones detrás del caso
De esta experiencia, aprendimos cuatro grandes lecciones:
- Las estadísticas no definen tu destino.
Los números importan, pero tu historia es única. Aunque las probabilidades estén en tu contra, no significan que no puedas ganar. - La preparación lo es todo.
No se trata de acumular papeles, sino de contar una historia verdadera, coherente y creíble. Los jueces y fiscales pueden detectar la sinceridad. - Sí, se puede ganar solo con tu palabra.
Aunque es difícil, la ley lo permite. Siempre es mejor presentar evidencia, pero si no la tienes, no pierdas la esperanza. La verdad, bien contada, tiene fuerza. - El sistema puede sorprenderte.
Esta jueza nunca había aprobado un caso similar, pero demostró apertura al escuchar. A veces, cuando uno se presenta con la verdad, todo puede cambiar.
Más que un caso ganado
Para nosotros, este caso significa mucho más que una victoria legal. Significa que una persona puede dormir tranquila por primera vez en años, que puede construir una vida en paz. Marcos se lo merecía.
Si esta historia te inspiró, compártela. Y si estás peleando tu propio caso de asilo, no te rindas.
A veces, solo a veces, David vence a Goliat.
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