Mudarse a Estados Unidos es como comprar una casa basándose solo en la foto de la fachada. La imagen inicial es hermosa y prometedora, pero hasta que no entras y exploras cada habitación, no descubres todo lo que realmente incluye la compra.
Miles de inmigrantes llegan cada año con sus cálculos muy bien organizados: visa, boletos de avión, primer mes de renta y algo extra para imprevistos.
Sin embargo, la realidad financiera que enfrentan es totalmente diferente a lo que habían presupuestado.
La verdad es que los “gastos obvios” son apenas una fracción de lo que realmente cuesta establecerse en los Estados Unidos.
Cada día aparecen nuevos gastos, facturas inesperadas y realidades que nadie menciona en las guías de inmigración.
Todos hablan de las oportunidades que ofrece el país, pero ¿cuál es el precio real de alcanzarlas?
En este artículo te contamos:
- El verdadero costo del sistema de salud y sus sorpresas.
- Por qué la vivienda incluye gastos que no imaginas.
- El transporte como gasto obligatorio en la mayoría de ciudades.
- Los servicios básicos que nadie incluye en su presupuesto inicial.
- Cómo el sistema de crédito complica todo al principio.
- Los gastos extras cuando tienes niños.
- Impuestos y propinas que suman más de lo que crees.
- Las diferencias de costo entre estados y ciudades.
- Estrategias prácticas para sobrevivir financieramente.
El sistema de salud: Un desafío financiero complejo
El primer gran desafío llega cuando uno descubre cómo funciona el sistema de salud estadounidense.
En muchos países con sistemas de salud públicos o más accesibles, ir al médico cuando te sientes mal es una decisión automática. No hay que pensarlo mucho.
En Estados Unidos, en cambio, cada malestar físico viene con una pregunta: ¿cuánto me va a costar? Miles de personas se preguntan diariamente si vale la pena ir al doctor o si pueden esperar a ver si el malestar se pasa solo.
El seguro médico se vuelve algo necesario, que requiere estudio y planificación. Los recién llegados pasan horas tratando de descifrar términos como “deducible”, “copago” y “fuera de red”, solo para descubrir que tener seguro no significa que todo esté cubierto.
Una visita a emergencias puede costar entre cinco mil y diez mil dólares, incluso con seguro. Los medicamentos que en otros países cuestan unos pocos dólares, aquí pueden alcanzar precios mucho más altos.
Una familia promedio puede invertir fácilmente entre quinientos y ochocientos dólares mensuales solo en seguro médico, sin contar los gastos adicionales cuando realmente necesitan atención médica.
La vivienda: Más allá del alquiler mensual
Encontrar un lugar donde vivir va mucho más allá de pagar la renta mensual. Los propietarios solicitan depósitos que pueden representar hasta tres meses de alquiler por adelantado. Para un apartamento de dos mil dólares mensuales, esto significa tener disponibles entre cinco mil y siete mil dólares solo para firmar el contrato de arrendamiento.
Equipar un apartamento pequeño puede requerir una inversión de entre tres mil y seis mil dólares, y esto comprando los muebles más económicos posibles. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los apartamentos vienen vacíos (no hay refrigerador, ni lavadora y, en muchos casos, ni siquiera cortinas en las ventanas).
Los costos varían mucho según la región. Mientras que en ciudades como Nueva York o San Francisco un apartamento de una habitación puede costar más de tres mil quinientos dólares mensuales, en estados como Texas o Arizona es posible encontrar opciones desde mil cuatrocientos dólares.
Para leer más sobre este tema, te recomendamos los artículos “Guía para comprar una casa en USA con hipoteca” y “Claves para rentar un apartamento si acabas de llegar a USA“.
El transporte: Una necesidad costosa
En la mayoría de las ciudades estadounidenses, tener un automóvil no es un lujo, sino una necesidad básica.
El transporte público funciona de forma eficiente solo en un puñado de ciudades como Nueva York, San Francisco y Washington DC. En el resto del país, es muy difícil manejarse sin un carro.
El desafío para los recién llegados es que el seguro de automóvil para personas sin historial de manejo estadounidense puede costar entre doscientos y quinientos dólares mensuales, comparado con los cien a ciento cincuenta dólares que pagan los residentes establecidos. Algunos estados, como Michigan o Luisiana, pueden llegar a cobrar hasta ochocientos dólares mensuales por seguro.
Además del seguro, están los costos de gasolina, que pueden alcanzar entre ciento cincuenta y trescientos dólares mensuales, dependiendo de cuánto se maneje.
El mantenimiento regular del vehículo, que incluye cambios de aceite, revisiones y reparaciones menores, puede sumar entre cien y doscientos dólares adicionales cada mes.
En las grandes ciudades, el estacionamiento se convierte en otro gasto significativo que puede oscilar entre cien y cuatrocientos dólares mensuales.
Si te interesa este tema, te recomendamos leer más en “Comprar un auto en Estados Unidos: Guía completa para inmigrantes“.
Los servicios básicos: Sorpresas en cada factura
Uno de los aspectos que más sorprende a los inmigrantes es descubrir que la mayoría de los apartamentos no incluyen los servicios básicos en el precio del alquiler.
La electricidad puede costar entre ochenta y doscientos dólares mensuales, dependiendo del tamaño del lugar y la temporada.
El gas natural para calefacción y agua caliente añade otros cincuenta a ciento cincuenta dólares.
El servicio de agua y recolección de basura generalmente cuesta entre cuarenta y cien dólares adicionales.
El internet de alta velocidad, que se ha vuelto indispensable para trabajar y estudiar, tiene un costo mensual de entre sesenta y ciento veinte dólares.
Los planes de telefonía celular cuestan entre cincuenta y cien dólares por línea.
Finalmente, las suscripciones a servicios de “streaming” (tipo Netflix) que se consideran normales aquí pueden sumar entre cincuenta y ochenta dólares mensuales adicionales.
El laberinto del crédito
Quizás uno de los obstáculos más frustrantes para los recién llegados es el sistema de crédito estadounidense.
Sin historial crediticio en el país, las empresas de servicios públicos, compañías telefónicas y muchos otros proveedores exigen depósitos sustanciales.
Para conectar la electricidad, pueden pedir entre ciento cincuenta y cuatrocientos dólares de depósito. El gas natural requiere otro depósito de cien a trescientos dólares. La compañía de internet puede solicitar entre cien y doscientos dólares adicionales.
Abrir una cuenta bancaria también presenta sus propios desafíos financieros. Muchos bancos cobran tarifas mensuales de mantenimiento que van de quince a treinta y cinco dólares, además de comisiones por usar cajeros automáticos de otros bancos, que pueden ser de tres a cinco dólares por transacción. Las transferencias internacionales para enviar dinero a familia en el país de origen pueden costar entre veinticinco y cincuenta dólares cada vez.
Los niños: Gastos que se multiplican
Las familias con niños enfrentan desafíos económicos adicionales.
Aunque las escuelas públicas son gratuitas, existen múltiples costos asociados que pueden sumar cientos de dólares anuales por cada niño. Hay que pensar en los útiles escolares y en las actividades extracurriculares, como deportes o clases de música. Donde se requieren uniformes escolares, estos pueden costar entre doscientos y cuatrocientos dólares adicionales.
El cuidado infantil representa uno de los gastos más significativos para las familias trabajadoras. Las guarderías pueden costar entre ochocientos y dos mil dólares mensuales por niño, dependiendo de la ubicación y la calidad del centro.
Los programas de cuidado después de clases añaden entre doscientos y quinientos dólares mensuales. Durante las vacaciones de verano, los campamentos pueden costar entre doscientos y quinientos dólares por semana.
Impuestos y pequeños gastos que suman
El sistema tributario estadounidense también presenta sorpresas para los inmigrantes.
Además del impuesto federal sobre la renta, muchos estados cobran su propio impuesto estatal que puede variar desde cero por ciento en estados como Texas y Florida, hasta más del trece por ciento en California. Los impuestos a las ventas, que no están incluidos en los precios mostrados en las tiendas, pueden añadir entre cuatro y once por ciento adicional a cada compra.
Los trámites gubernamentales, por otro lado, requieren pagos constantes. Obtener una licencia de conducir cuesta entre treinta y cien dólares. El registro anual del vehículo puede costar entre cincuenta y trescientos dólares según el estado. Las diversas licencias y permisos profesionales pueden sumar varios cientos de dólares anuales.
La cultura de las propinas también representa un costo oculto significativo. En los restaurantes se espera dejar entre dieciocho y veintidós por ciento adicional sobre la cuenta. Los servicios de entrega a domicilio requieren propinas de tres a cinco dólares más el quince por ciento. Los servicios de belleza, taxis y muchos otros servicios también esperan propinas del quince al veinte por ciento.
Diferencias regionales que importan
La elección de dónde establecerse puede hacer una diferencia enorme en el costo total de vida. Estados como California, Nueva York y Hawái tienen costos de vida mucho más altos, pero también suelen ofrecer salarios mayores.
Por otro lado, estados como Texas, Florida, Carolina del Norte y Arizona ofrecen costos de vida más accesibles sin sacrificar demasiadas oportunidades económicas.
Las ciudades también presentan grandes diferencias. Austin en Texas ofrece un buen balance entre oportunidades tecnológicas y costos razonables. Raleigh en Carolina del Norte combina excelentes universidades con crecimiento económico. Tampa en Florida brinda la ventaja de no tener impuestos estatales sobre la renta. Phoenix en Arizona ha experimentado un crecimiento económico considerable con costos de vida relativamente bajos.
Estrategias para enfrentar estos desafíos
Entender estos costos ocultos es el primer paso, pero también existen estrategias para minimizar su impacto.
Buscar empleadores que ofrezcan seguro médico como parte del paquete de beneficios puede ahorrar miles de dólares anuales.
Compartir vivienda durante los primeros años puede reducir mucho los costos de alquiler y gastos de electricidad, gas, etc.
Comprar automóviles usados de marcas confiables puede minimizar tanto el costo inicial como los gastos de mantenimiento.
Construir historial crediticio desde el primer día abriendo una tarjeta de crédito asegurada y pagando todas las cuentas a tiempo puede reducir gradualmente muchos de los depósitos requeridos.
La realidad del presupuesto
Para una familia promedio que se establece en una ciudad mediana, el primer año puede requerir una inversión mucho mayor de lo que la mayoría calcula inicialmente. Esto incluye todos los gastos de mudanza, instalación, depósitos y el costo de vida durante los primeros doce meses.
Aunque las cifras pueden parecer elevadas al principio, es importante recordar que las oportunidades salariales en Estados Unidos también suelen ser mucho mayores que en otros países.
La clave del éxito radica en la planificación meticulosa y en tener un fondo de emergencia suficiente para cubrir al menos seis meses de gastos.
Los inmigrantes más exitosos son aquellos que añaden al menos un cuarenta por ciento adicional a su presupuesto inicial estimado, reconociendo que siempre aparecerán gastos inesperados.
El sueño americano sigue siendo alcanzable para millones de personas, pero la diferencia entre el éxito y la frustración a menudo radica en entender bien el costo real de hacerlo realidad.
Con la información correcta y la preparación adecuada, estos costos ocultos se convierten en obstáculos superables en lugar de barreras insalvables.
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